¿Con IVA o sin IVA?
Encargó la reforma de su casa. El albañil le preguntó:
“¿Cómo quiere la factura, con IVA o sin IVA?”
“Con IVA, evidentemente”, contestó. Y añadió: “A mí, por quien me ha tomado?”
Es funcionario jubilado, pertenece a las Clases Pasivas, y sabe que su jubilación se paga gracias a la recaudación de los impuestos. Es decir, que si no se recaudaran, no podría cobrar la pensión.
Siendo esto verdad, no es el principal motivo de la respuesta que dio.
Sabe que, si llega el caso de tener que reclamar judicialmente porque el trabajo no ha quedado como debe ser, difícilmente podrá hacerlo sin una factura debidamente rellenada, es decir, con IVA.
Siendo esto verdad, no es el principal motivo de su respuesta.
Cree saber que, si en una inspección que le hiciera Hacienda (muy improbable), se comprobara que no había pagado el IVA, le pondrían una multa.
Siendo esto verdad, tampoco es el principal motivo.
El motivo principal, la “madre” de todos los motivos se podría decir, es que no le hace ninguna gracia tener buenas razones para pensar de él mismo que es un sinvergüenza.
Porque a él no puede engañarlo.
Porque de él no puede alejarse.
Porque,
¿Donde podría esconderse para no oírse decir, a si mismo:
¡Qué poca vergüenza tienes! Sabes que la deuda con Hacienda es como la que tienes con el albañil que te ha hecho el trabajo. ¿Por qué pagas a uno si y a la otra no?
Y también, porque, ya en el camino de la bellaquería, decidido a ser un sinvergüenza, lo menos que podría hacer es comportarse de manera coherente.
Puesto a no pagar, no hacerlo a nadie.
Ni a Hacienda, ni tampoco al albañil.
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